Al maestro de las tablas...

Al maestro de las tablas...
Antonin Artaud

sábado, 7 de agosto de 2010

Un Día Sin Decir Adiós







Un jueves en la vespertina comienza la ante sala del juego mundial del futbol en South África 2010, que belleza de espectáculo. Al día siguiente la premura del deseo de ver la ignauguración de tal evento mundial que se nos presenta cada cuatro años, mientras las noticias tras bastidores marcan el icono que es la muerte de la nieta de Manthela la figura insigne de Suoth África.



Comienza la fiebre y el balbuceo sobre el futbol y los partidos participantes; el no despegarse de la pantalla y los noticieros deportivos que desdibujan cada escena para quien no vio partidos ejecutados, pero en horas del atardecer en Venezuela nos da su último adiós ese personaje que irrumpio nuestro hogares por décadas con su humorismo literario, como autor de las Artes en toda la extensión de la palabra, ese gran maestro con su distancia nos desgarra la piel de sentimientos, amor y ese idilio por la letra que cada momento ha sido ávida en el libreto, la composición, en la narración de su propia vida.



¡Glaterolacho!, no se ha ido, está ahí, des punteando el grafito para cualquier circunstancia que apremia sin golpear nuestros oídos, como jamás llego el cansancio de la lectura de cada párrafo, ese es nuestro maestro amigo que jamás dejo de ser Venezolano.



Que orgullo el sentarme en un mes de acontecimientos, donde se apertura una fiesta pero está presente la despedida como así se despide la fiesta futbolística también se despide una artista que canto para el mundo y la que dio imnumerables acciones hacia los compatriotas del mundo sin decaer en el cansancio, Dios no le dio ese tiempo para enterarse que su corazón iba a descansar sin previo aviso; ahí está la musa Olga Giyot, la que tuvo el devaneo de caminar por el sendero de las tablas sin tomarse el descanso que se lo merecia.



Hoy rompo el silencio de mi piel; porque hoy sigo embargado que alguna canción o/y poema me fue leído en cualquier tertulia, si que días sin precedentes que quisiera compartir con el resto del mundo. Hoy me despojo de mis letras nefastas por la alegría de estar vivo y vivir la intimidad de cada quien me regala a cada instante, hasta el simple adiós...