Al maestro de las tablas...

Al maestro de las tablas...
Antonin Artaud

lunes, 5 de abril de 2010

Complicidad


Todos los días marco el recorrido como siempre, en la mañana muy temprano voy por la vereda, cruzo la plaza, hasta llegar al portal del edificio donde trabajo, me es fastidioso dar los buenos días a las innumerables personas que están parados a los extremos del pasillo super largo hasta llegar a la zona de los ascensores y subir al decimo tercer piso, que rutina, y en la noche eso de las once vuelve el retorno.

En varios días, he visto una pareja de hombres muy rondando la vereda que de noche es de poca luz, pero hoy vi los mismos los mismos hombres haciéndose el amor, como si estuviesen dentro de su casa, pero me alegre de ver unos jovenes que fueron abordados por la pareja, quienes sometieron a los jóvenes a desnudarse; me pare pávido de lo que jamás he visto, solo reaccione cuando los jóvenes pasaban frente a mi llorando y violados, con miedo acompañado de arrechera e inseguros de sí mismos; seguí por la vereda cuando me percate estaba frentre a la pareja de hombres, que entre ellos se penetraban y se dirigieron a mi: que sea la última vez que pasas por esta vereda sin compartir con nosotros. Llegue a casa super sudado con los escalofríos del miedo, me tome tres vasos con agua tratandome de quedarme tranquilo, me dirigí a mi cama y solo pensar de la amenaza percibida, pero solo pensé que tenía que encontrar a los chicos, esos que han sido fraturados en su honor por una simple y grotesca acción del sexo por el sexo; mientras pensaba que no podía cometer un asesinato sin ir a la carcel y frústrarme encerrado por unos mal vivientes; suena el teléfono, el cual me saca del todo de mi manera de pensar, era mi jefe para decirme que estar a primera hora en el aeropuerto vía al amazonas por varios días, colgando el teléfono me dirigí a tomar una pastillas para dormir y darle comida a mis mascotas.

Al día siguiente en horas del mediodía me encontraba en el amazonas compartiendo con el brujo, así le llamaban a un señor que era muy sensible y entendedor de las circunstancias que le presentaran; le conté todo lo que me había pasado y de que había pensado. Toda la semana me dedique hacer mi trabajo y el brujo se reunía conmigo en las tardes-noches con el propósito de instruirme sobre el problema, hasta el día domingo que me disponía regresar a casa, se presento con una botella y una caja, todo con sus instrucciones; al llegar a mi casa, al frente estaban sentados los dos jóvenes que le habían burlado su intimidad, los aborde dándole las buenas tardes y sugiriéndoles que tenia que hablar con ellos, los cuales aceptaron la invitación para la conversación de lo acontecido; entre el café y las teorías como podría hacer las cosas y que yo no sería participe de la acción, se pudo establecer cuál era el plan para hacer desaparecer a los tipos sin tener que ir a la cárcel; ellos contentos, porque la única solución de ellos tenían eran atentar contra su vida y le demostré que el problema seguiría sino se hacia el plan acordado. Llegada la noche los jóvenes se quitaron la camisa como indico el brujo, una vez puestas las camisas tuve que sacar las serpientes y préndeselas en la cintura como una simple correa, y mientras los jóvenes perdieron el miedo, solo sobaban las serpientes, pero entre ellos no se podían abrazar lo que activaría entre las serpientes la agresividad de atacar y ambos morirían; cuando asomamos a la ventana que daba hacia la vereda; la vereda estaba sola con los dos hombres a su asecho sexual, los chicos llenos de valor esperaron quince minutos para bajar y seguir con las instruciones del brujo.

Los hombre aberrados de homosexualidad decían: mira que bonito aquí están nuestra presa, vienen a compartir con nosotros si o si; claro respondieron los jóvenes, quitense las camisas para utilizar este lubricante en sus espaldas para tener sexo entre los cuatros, emocionados los hombres, se dieron rienda suelta a la proposición de los jóvenes y estos comenzaron a untar la mezcla, que a su vez era repelente para las serpientes, las serpientes se deslizaron por el cuerpo de los hombres, introduciéndose entre ellos por el ano de cada uno y los hombres solo balbuceaban: que sensación tan fina es de primer no vayas a parar bebe es lo más rico, pero de pronto se voltio uno de los hombres y dijo: ya los chicos no están, para donde se fueron?, y el otro hombre dijo: que importa vamos a disfrutar; mira ya estoy acabando y los perros al mismo tiempo que participaban en su hacer sexual; una vez que ellos acabaron, los perros desgarraron a los hombres de sus miembros y las serpientes hacían su trabajo.

Al día siguiente, la vereda estaba llena de personas de seguridad publica y en espera de las personas dedicadas al trabajo de salubridad, los cuerpos de los hombres no se reconocían estaban desgarrrados solo las dos cabezas unidas, como se daban el último beso, solo las cabezas unidas por la boca y entre ella los cuerpos de las serpientes; alrededor de los cuerpos los perros muertos con los falos en la boca y las ratas muertas con un pedazo de carne entre la boca. Llegando las personas de sanidad, los médicos y hombres provistos de herramientas para recoger los cuerpos, los dos perros y los centenares de ratas que ayudaron a los cuerpos despojarlos de sus órganos y su piel.

Los vecinos de la vereda solo balbuceaban en coro: Jesús que ha pasado, los mal vivientes terminaron como lo que son entre ratas, que muerte, Dios nos salve de algo así; mientras los jóvenes sentads en mi casa degustando un buen café y conversando que había sido lo más práctico para deshacerse de ellos; bueno ya es hora de nosotros partir a nuestra nueva vida en otro estado, le damos las gracias y si no hemos visto no nos acordamos, adios.

Para mí todo se había acabado solo fue una amenaza que no se llevo a cumplir, gracias a Dios y al Brujo que lo pudo hacer. Espero que pueda seguir mi rutina sin que se fragmente mi vida en otros hechos de arrogancia.

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