Al maestro de las tablas...

Al maestro de las tablas...
Antonin Artaud

martes, 16 de febrero de 2010

Otro Día de Encuentro

Un nuevo despertar, ese levantar las sabanas y tratar de escribir mis sueños; tomando una taza de café como ese ser que toma su copa y ambula por: las calles, su cama, su casa o su mera habitación; alcoholizado devanando su realidad, no como dicen los trapisondas: anda vagando en sus penas. Al tomar ese café me embaraza la imaginación él porque he estado las últimas décadas resguardarme en mi sofá sobre todo los días que para otros es fiesta; ese momento de no sé cuantas horas, es el regocijo de darle amor; si es que se llama amor el compartir con esas cuatro paredes que es mi casa, en donde tengo la oportunidad de compartir y rosar con cada utensilio adquirido, si!, para otros seria, ese mero hecho, o malgastar el tiempo, tiempo de reflexión de captar ese sueño que a premura a tomar esa taza de café, como tomar las riendas en mis manos.

Surge el asombro de lo cotidiano, como diría Freud *lo siniestro*, eso que ambula de lo cotidiano que nos asusta, que sabemos que está ahí pero no somos capaces de levantar el tapete y ver que estamos siempre sobre las tablas, en un mundo que es un solo teatro y que cada uno somos los actores de la gran obra: la vida, que es representada en un circulo o cadena de secuencias, de un instante que perdura y se traduce en mito alegórico.

Mientras cada quien ambula: en la playa, en la montaña, en la iglesia de cada creencia, en los médanos, en los centro comerciales, en la funeraria, en el hospital, oh, simplemente dicen recaerse viendo por las ventanas su función de trapisondas, otros solo nos dejamos y nos quedamos en nuestro altar junto con el lápiz en la mano presto a demarcar la silueta de un festín cotidiano, donde se cae la máscara y nosotros en ese altar desnudándonos al levantar el tapete.

En ese altar, comenzamos a lavar la carne, tal cual se nos presenta: (una personalidad paranoide; una personalidad esquizoide; una personalidad esquizotipico; una personalidad histriónica; una personalidad antisocial; una personalidad narcisista; una personalidad limite; una personalidad obsesiva: una personalidad dependiente; una personalidad evitador: en sus niveles bajo moderado o alto, según su disfraz en la obra; el ser como tal) que nos roza hasta dejar su sudor caer sobre nosotros que nos desnudamos sin apreciar que nos están viendo o simplemente nos dicen adiós o nos sonríen empero están sin darse cuenta.

Es lo siniestro que nos abruma esa imaginación de lo conocido que nos asusta cada vez que nos roza; ay comienza la mano que empuña el lápiz a desnudar la pintura que nos regalan sin saberlo en cada escena: siempre estamos bajo del farol con nuestra mascara puesta presto a captar la escena del carnaval; si! Ese recordatorio de los primeros pasos de la infancia que nos visten de ese disfraz que no aceptamos empero somos ese maniquí revestido de frustraciones puesto en el aparador; y hoy, otro día: que no queremos ser un simple maniquí en el aparador.

En el altar en su umbral estamos parados presto a ver la escena

En el altar en su umbral estamos parados presto con la mano alzada

En el altar en su umbral estamos parados presto ver girar el universo

En el altar en su umbral estamos parados presto a continuar en las tablas

En el altar en su umbral estoy parado presto a ser abrazado una vez mas y sentir tu calor.

1 comentario:

  1. Así es como dije en mi post: "la vida es un baile de disfraces" un carnaval. Pero más aún es el teatro mismo, las tablas, el abrir y cerrar del telón. Creo que comenzaste a explorar tu lado cotidiano. Lo que una vez llamaste "Psicología de lo cotidiano" sólo espero no me "serruches" el puesto jajajajaja xD

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